A velocidades superiores a los 50 kilómetros por hora, la mayoría de las cubiertas hacen contacto con las superficies mojadas como un limpiaparabrisas.
A medida que aumenta la velocidad, se empieza a formar una película de agua debajo de las cubiertas, como si fueran esquíes acuáticos.
Esto se conoce coloquialmente como aquaplannnig o colchón de agua.
El efecto se incrementa cuando la velocidad llega a los 90 kilómetros por hora.
En una tormenta de lluvia, se puede perder por completo el contacto con el pavimento provocando este efecto planeo.
Si esto ocurre, no hay fricción alguna para frenar, acelerar o girar.
Un golpe de viento, cambio de nivel en la vía o curva poco pronunciada puede provocar un derrape y/o siniestro.
Para evitar el aquaplanning, no se debe manejar con cubiertas desgastadas y corresponde disminuir la velocidad en caso de lluvias torrenciales, aguas estancadas o nieve semi derretida en la vía.