La transmisión de la energía
producida en el motor hasta las ruedas, que son las que propulsan el
vehículo, se hace a través de la caja de cambio y del diferencial.
La caja de cambios transmite la
potencia del motor hacia el diferencial y de este a la rueda.
Estos dos elementos se componen de
engranajes bañados en aceite y por tanto, consumen por rozamiento
una pequeña parte de la energía que transmiten.
El embrague tiene por objeto
desconectar el motor de la caja de cambios y por consiguiente de la
rueda.
En la posición de punto muerto la caja
de cambios no transmite la potencia del motor a la rueda.
La caja de cambios permite al conductor
decidir algo muy importante que revoluciones tiene el motor para la
velocidad que el vehículo lleva en ese instante.
La caja de cambios trasmite la potencia
desde el motor hacia el diferencial y las ruedas, pero cambia el
numero de revoluciones entre la entrada al motor y la salida eje de
la rueda.
Es decir para que un automóvil avance
a 50 km/h en primera las revoluciones del motor serán bajas.
La caja de cambios por lo tanto permite
que un motor pueda transmitir la máxima potencia a las ruedas a
diferentes velocidades y con ello obtener fuertes aceleraciones
utilizando marchas cortas.
Permite también, que el vehículo
pueda circular a bajas revoluciones de motor con el consiguiente
menor consumo cuando no se demande alta potencia