Una
vez que el vehículo está en la segunda marcha y el proceso de
aceleración se encuentra en el intervalo de revoluciones indicado
para el cambio, se puede realizar el cambio de diferentes formas,
dependiendo de las condiciones del clima.
En los
casos en que la vía por la cual se circula posee una velocidad media
de circulación presenta una situación de transito fluido o
despejado, se debe cambiar a la tercera marcha y mantener la
aceleración del vehículo hasta alcanzar la velocidad adecuada a la
circulación para cambiar posteriormente en la quinta marcha.
Es
importante recordar que los cambios no excedan las 2500 revoluciones
y que inmediatamente después de realizados tiene que adecuarse a las
revoluciones que se necesitan para circular en la marcha elegida.
Si el
vehículo se encuentra circulando en la segunda marcha con el motor
ya revolucionado al régimen de cambio y con una velocidad similar a
la de las condiciones de circulación, cambiar a la cuarta.
Este
caso se puede presentar cuando la velocidad media de circulación en
la vía es relativamente baja o si el transito es denso y con lleva
la reducción de la velocidad media.
Si
posteriormente la vía gana en velocidad media y se observa que se
puede cambiar a la quinta marcha se debe realizar el cambio
correspondiente.
En
Situaciones de transito que no permitan progresar con las velocidades
debido a la congestión del mismo o a determinadas causas que
produzcan una circulación a velocidad lenta, se recomienda continuar
en la segunda marcha y en cuanto se propasen las 2000 revoluciones
sin llegar a superar las 2500 revoluciones cambiar al tercera
velocidad para consumir menor cantidad de combustible.
Luego
se puede cambiar a la cuarta o quinta velocidad, siempre y cuando las
condiciones de circulación lo permitan y el intervalo de
revoluciones de cambios lo permitan.