El combustible (nafta o gasoil) libera energía térmica a través de la combustión dentro de los cilindros del motor.
Esta energía se transforma en trabajo mecánico proporcionando el movimiento a las ruedas del vehículo.
En el mejor de los casos de la energía que libera el combustible solo se podría aprovechar el 38%, pero este porcentaje es bastante menor, sobre todo cuando se circula por ciudades con frecuentes arranques y paradas.
De la energía contenida en un litro de nafta el 62% se pierde por fricción y calor en el motor.